Ser madre es una experiencia maravillosa, te cambia la vida
y tener a tu hijo en brazos es lo más bonito que puede haber. Eso no se discute.
Pero también es agotador. Significa estar 24 horas, los 7 días de la semana,
sin descanso, pendiente del cuidado de un pequeño ser humano. Noches sin dormir
y días extenuantes aunque tal vez no hayamos ni salido de casa.
Ni hablar si además mamá trabaja fuera. Súmale además
hermanos mayores, la comida, la compra, la ropa, la limpieza de la casa.... En
fin, ¡qué les voy a contar! Sin ayuda es prácticamente imposible abarcar tantos
frentes, además del estrés emocional y la presión que nos imponemos a nosotras
mismas.
Te sientes agobiada, cansada y que no puedes con todo. ¿Te
sientes identificada? ¿Sufres el síndrome de burnout o agotamiento extremo?
Pues para que puedas entender te daré el concepto de este
síndrome.
¿qué es Burnout?
El síndrome sería la respuesta extrema al estrés crónico
originado en el contexto laboral y tendría repercusiones de índole individual,
pero también afectaría a aspectos organizacionales y sociales.
Como pudieron leer este sindrome refleja nuestras respuestas
ante situaciones de estrés cronico, es decir ya no podemos más como madres
queremos tirar la toalla, en mi casa han habido momentos donde el trágame
tierra quedo chico, jajaa bueno les sigo informando sobre el tema:
El Síndrome de Burn
out , también llamado “síndrome de desgaste profesional”, “síndrome de desgaste
ocupacional”. “síndrome del trabajador desgastado”, “síndrome del trabajador
consumido”, “síndrome de quemarse por el trabajo”, “síndrome de la cabeza
quemada”, según Wikipedia se trata de “un padecimiento que a grandes rasgos
consistiría en la presencia de una respuesta prolongada de estrés en el
organismo ante los factores estresantes emocionales e interpersonales que se
presentan en el trabajo, que incluye fatiga crónica, ineficacia y negación de
lo ocurrido”.Si bien se define burn out en el ámbito laboral, también se ha
aplicado a la crianza, referido al agotamiento que pueden llegar a sentir las
madres (o los padres, si es el caso) que se dedican exclusivamente a la crianza de sus hijos.
"Es una condición en la cual las exigencias del entorno
superan la capacidad de adaptación o respuesta de un individuo", señala
Inés Tondreau, psicóloga infanto-juvenil especialista en asesoría parental.
Todo el sistema de alerta está agotado y se presentan síntomas como apatía,
falta de energía, pérdida o aumento del apetito, pérdida o aumento del sueño y
sensación de agotamiento constante. "Se parece mucho a la depresión, pero
está relacionado con el rol como trabajadora en el hogar".
La psicóloga Violaine Guéritault, autora del libro “El
cansancio emocional y físico de las madres” (La fatigue émotionnelle et
physique des mères), explora el burnout materno tras haberlo vivido y establece
algunos de los generadores de estrés más frecuentes:
“• El trabajo materno implica volver a hacer mil veces las
mis más tareas. Tiene que lavar y limpiar. Todo vuelve a estar sucio algunos
minutos más tarde, privando a la mujer de ese sentimiento de tarea hecha que da
sentido y energía al trabajo.
• Una madre vive numerosas situaciones sobre las que no
tiene ningún control. Le gustaría ser capaz de proteger a su hijo de todo, pero
a menudo se ve impotente. Y no sólo estamos hablando de accidentes o de
percances que requieren hospitalización, sino también, en la vida cotidiana, de
los cólicos del lactante, de los dolores de la dentición o de las picaduras de
avispa, etc.
• Si hay algo que caracterice a los niños pequeños ese algo
es la imprevisibilidad. Por mucho que la madre se planifique el día, lo más
seguro es que sus previsiones acaben patas arriba. Justo en el momento en que
sale para encontrarse con una amiga, cuando va a colocar al bebé en el
cochecito, se da cuenta de que tiene que cambiarle los pañales. Aunque usted sea muy organizada, su pequeño
acabará desestabilizándole el horario. No es nada raro que, al llegar la noche,
algunas madres, sintiéndose abatidas, lleguen a pensar que «no he hecho nada en
todo el día».
• Todo trabajo merece recompensa. No obstante, parecería que
eso no se aplica al trabajo de madre. Se la idealiza y honra como es debido el
Día de la Madre, pero en su vida diaria recibe muy poco reconocimiento por
parte de los demás; para la gente, no hace más que cumplir con su deber.
• A todo ello hay que añadir que una madre no tiene derecho
a cometer errores. Ella misma se pone el listón muy alto, y se desespera al
comprobar la diferencia existente entre el modelo de lo que querría ser y lo
que vive cada día.”
Agregaría también que
las leyes laborales no ayudan a las madres trabajadoras en la mayoría de los
países, y la conciliación de la vida familiar y laboral es una utopía.Es muy
difícil compaginar el trabajo de fuera con el de dentro de casa, los niños se
vuelven muy exigentes cuando mamá llega a casa y quiere pasar todo el tiempo
colgado de ella, con lo que hasta ir al baño también se vuelve una odisea, con
lo cual imagínense lo difícil que se
vuelve hacer cualquier tarea del hogar. Lo digo por experiencia, con lo que mi
pareja y yo hemos optado por realizar los trabajos de casa después de que se
duerme, en la noche, antes de su primer despertar (nuestro niño es de alta
demanda, muy intenso que necesita atención casi en todo momento, también de
noche con lo que sus despertares son múltiples cada noche y donde sólo acepta ser
atendido por su mamá – yo).
Así, entonces no es raro que las mamás, trabajadoras fuera
de casa, o no, estemos agotadas y muchas veces
llegamos a un puntos en que sentimos que no damos más, que vamos a morir
del cansancio o explotar.
Para evitar cualquiera de ambas posibilidades, sobre todo la
de explotar ante y con nuestros niños, llegando a tratarles mal (gritos,
sacudidas, malas palabras, golpes etc.) o evitar las consecuencias físicas o
emocionales del agotamiento extremo, lo mejor sería estar atenta a cómo te
sientes ante la maternidad y cómo actúas ante las demandas y necesidades de tus
hijos.
Violaine Guéritault dice en su libro, al hablar de ella
misma: «Estaba llenando la lavadora mientras oía el ruido de fondo que armaban
mis dos hijos al pelearse por enésima vez durante la mañana. De repente, se oyó
un tremendo “ seguido por los aullidos de mi hija. Y me quedé quieta, inmóvil,
creo que pensé en algo así como “del suelo no pasa”, o “si grita, es porque aún
está viva”. Entonces acaba de llenar la lavadora como una autómata. No sentía
nada. Había dejado de pensar como una madre». Era el detonante.
La única opción es
darnos cuenta nosotras mismas de cómo nos sentimos y tratar de abordar
lasposibilidades que tenemos antes de que el detonante se active. Ser capaces
de reconocer sin vergüenzas ni culpas que estamos exhaustas y que necesitamos
algún tipo de cambio y ayuda externa. Porque la maternidad no es como en un
trabajo, en el que si estamos estresados, mal que mal, tenemos la opción de
reducir jornada o solicitar un permiso no remunerado o renunciar. El síndrome
de agotamiento materno es más complicado de abordar justamente porque no puede
eliminarse la causa, no podemos (y no queremos) renunciar.
Si la maternidad es una experiencia maravillosa, por qué a
veces se vuelve tan dura? Porque la mayoría de las veces las madres estamos
solas ante la crianza, conviviendo con las presiones sociales, y los opinólogos
que no nos dejan criar en paz y siempre están diciéndonos qué deberíamos hacer
o ser con o ante nuestro niños.
Porque la mayoría de las madres, no queremos reconocer
/nos que nuestro encantadores hijos, a
veces no sacan de quicio y que necesitamos un descanso, un tiempo para
respirar. Porque la mayoría de las madres, no siempre tenemos la información
necesaria en el momento indicado y terminamos haciendo cosas que van en contra de nuestras ideas, porque no sabemos cómo mejor actuar en ese
momento, y luego podemos sentirnos culpables y autoflagelarnos por ello.
Porque la mayoría, creemos que podemos con todo y no somos
capaces de reconocer que no y que necesitamos ayuda para las cosas de la casa,
al menos, de quién más debería ayudarnos, el compañero de vida, cuando lo hay.
No pedimos ayuda y muy pocos hombres la prestan sin que se las pidan.
Porque no existen instituciones, y si existen las madres no
las conocemos, en que se encarguen de dar apoyo psicológico, información y
ayuda moral a las madres.
Sobre todo ello, ayuda emocional y psicológica o sin ir muy
lejos interrelación entre mamis como nosotras con las cuales podamos charlar,
aconsejarnos, compartir nuestras experiencias de nuestro día a día de madre
primeriza si es el caso o mami de gemelos de tres hijos, mamis de solo hijas,
mamis de solo hijos, es necesario la socialización , alejarse dejar de ver a
amistades, permanecer solo la casa, sin ir muy lejos es estresante estar metida
durante las 24 horas en un sólo sitio particular mente yo sufro de
claustrofobia,

Amigas mías las quiero si alguna vez se reúnen estoy apta
para asistir ... espero su invitación y si yo organizo algún picnic claro que están invitadas.
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